martes, 6 de octubre de 2015

cartas desde la carcel: capitulo 3



Por Estefanía Heit de Olivera

Cartas desde la cárcel: Capítulo 3

“El patrón del mal” suarense

Esto le escribí a la Presidenta en noviembre de 2013 y es lo que supe hasta hace  tres años atrás, el 12 de noviembre de 2012, fecha en que me arrestaron. Quizás las personas mencionadas fueron removidas, cambiadas de área o quizás estén en el lado opositor, quizás también el mecanismo corruptible haya cambiado sus formas, sus caras, su aparato de ejecución. Lo cierto es que, más allá de todo; la gente merece saberlo porque si esto pasaba en un pueblo, imaginen lo que esconden las grandes urbes.

En 2005 trabajaba en un programa de espectáculos en la AM local cuando Marcelo, un oficial de policía me contó que quienes realizarían la distribución de la droga en Coronel Suárez por aquellos tiempos, sería el hijo de un político de renombre y sus cuatro amigos llamados “los intocables”. El político era opositor de Moccero pero estaba “negociando” su pase al oficialismo. Según el oficial de policía, Moccero recibiría ganancias del negocio pero el manejo de la logística se lo adjudicarían a su hermano Gustavo. Por aquel entonces, el consumo se concentraba en la plaza céntrica frente a la Municipalidad. Se detenían consumidores o vendedores de poco porte pero nunca caían los “peces grandes”.
El oficial de la agencia antinarcóticos de Bahía Blanca, Víctor; confirmó que la droga partiría, en aquel momento, de Punta Alta, Bahía Blanca y Tres Arroyos; llegaría a una confitería local (ya no existe) y de ahí se distribuiría entre quienes la comercializaban en los diferentes puntos de la ciudad. En algún momento la confitería también habría distribuido, a través de “los intocables”,  de Coronel Suárez  a otras localidades turísticas donde tenía sucursales.
En 2007 entrevisté a uno de los miembros del grupo quien afirmó que abundaba la cocaína y en menor medida los psicofármacos, que Moccero sería la cabeza del negocio porque su hermano era “inconsistente” y que también harían traslados de pequeñas cantidades a Lamadrid, Bolívar, Las Flores, Necochea, Mar del Plata y Bariloche, entre otras localidades donde participarían funcionarios municipales acompañados de efectivos policiales quienes ayudarían a sortear los obstáculos que se presentaban en algunas camineras de control policial.
En 2010, otro de “los intocables” inauguró una empresa relacionada al ámbito vehicular y un bar. El primero serviría para las transacciones con los policías y funcionarios mientras que en el bar efectivizaría la comercialización. Cuando un funcionario le habría informado que los costos del protectorado habían aumentado, se habría negado a pagarlos. Una semana después, un allanamiento a cargo de Frandzen le habría incautado cocaína y marihuana. El precio por la libertad habría sido de medio millón de pesos y la causa habría quedado encajonada en algún mueble de la Ayudantía fiscal local.
Desde 2006, Moccero empezó a escalar en las esferas provinciales y su nombre se hizo notorio. El político opositor ahora era su funcionario de confianza, un hombre astuto en el negocio ilegal y quien le habría sugerido a Moccero ampliar el ámbito de distribución y comercialización: “¿Quién va a indagar en un pueblo chico de los tantos que hay en la provincia? Mantené a la gente contenta y distraída. Juntá la plata y convertite en el Gobernador de la Provincia como quiso hacer tu papá y el corazón no lo dejó llegar. Cumplí vos el sueño de tu papá” le habría dicho al jefe comunal.
Así habría empezado por ampliar el área de distribución hacia otras provincias y ciudades turísticas como Sierra de la Ventana, Tandil, Monte Hermoso, Mar del Plata, Bariloche y Córdoba, entre otras; donde Móccero tendría propiedades, hoteles, testaferros y contactos políticos.
Sabía que podría asegurar la rentabilidad y evadir cualquier amenaza contra su castillo de ladrillos blancos, asegurando su fortaleza local: inauguró la policía científica, la departamental de investigaciones, la DDI, la comisaría de la mujer, la ayudantía fiscal y desde hace años pretende concretar la instalación de la oficina de narcotráfico, así sus funcionarios tendrían control de las causas y denuncias antes que lleguen a tribunales y de paso “plantaría” alguna que otra prueba a los opositores como el secuestro de 100 plantas de marihuana que se incautaron a un joven que vivía cerca de la casa del secretario de gobierno.
La visita del entonces Presidente Néstor Kirchner a Coronel Suárez a mitad del año 2007, lo catapultó como el “intendente preferido” y el líder absoluto de las dependencias provinciales y nacionales. Sus últimas adquisiciones fueron Frandzen a quien le “recomendaron” como jefe de la DDI, la jefa de la Comisaría de la Mujer y “sugirió” a la Dra. Villagra para la Ayudantía Fiscal. Los tres venían de Punta Alta.
“Ezequiel 37”, es el seudónimo de un narcotraficante de Punta Alta radicado hace unos años en un país limítrofe tras fugarse con su esposa e hijos con el aval de la policía. La causa judicial por la que decidió evadirse se la habría “armado” su ex socio con la pretensión, sin éxito, de desbaratar la nueva sociedad que “Ezequiel 37” habría empezado con un narcotraficante cordobés con quién habría sido fotografiado varias veces y cuyas imágenes constarían en el juzgado bahiense encargado de la investigación.
Tras un allanamiento que se le practicó en su departamento, donde incautaron algunas tizas de cocaína que “Ezequiel 37” tenía para consumo personal, se habría escondido en la vivienda de su hermano en Punta Alta, luego se habría trasladado a lo de su cuñado en Monte Hermoso, de allí a Coronel Suárez y por vía aérea, habría volado hasta la triple frontera donde el tío de su esposa, policía de frontera de profesión; le habría facilitado el acceso al país donde continuaría con su negocio de “mecánico y cheff”; relató Elizabeth, esposa de “Ezequiel 37” y amiga personal de unos abogados bahienses.
La principal vía de distribución usada por Moccero, habría sido la aérea por ser la más directa, confiable y rentable. Mejoró las instalaciones de la aerostación local e impidió el acceso de gente que hasta ese momento era abierto al público. Reestructuró la sala de recepción donde colocó mobiliario nuevo y confortable; y prohibió que el agente del servicio meteorológico que trabajaba allí, usara el baño justificando tal prohibición en que el joven no tiraba la cadena cuando en realidad habría servido algunas veces de aguantadero al tiempo que eliminaba “ojos y oídos” sobre sus “negocios”. También repavimentó la pista de aterrizaje y destinó las hectáreas del campo lindante a la construcción de un parque con lago artificial el cual llamaría “Daniel Scioli”.
Los aviones iban y venían todas las semanas, algunos trasladarían algún funcionario provincial o a “nadie”. Siempre le darían la bienvenida el propio Moccero o algún funcionario municipal de plena confianza. Se concretaban algunas reuniones en la sala de recepción o bien en el campo privado del intendente situado a metros de la aerostación. Los aviones que transportaban a “nadie” nunca eran anunciados y serían los que trasladaban la “mercancía” digitada por el jefe comunal o bien, como el caso de “Ezequiel 37”, a algún narcotraficante de otro lugar.
También habría usado la vía marítima y la terrestre pero en menor escala por ser más “inseguras” o bien porque también “chocarían con otros intereses”.
Para la distribución marítima, Moccero habría usado a sus contactos de Punta Alta, Monte Hermoso o Mar del Plata.
En cuanto a la distribución terrestre, habría usado el corralón de materiales de su propiedad y el Frigorífico Municipal de Huanguelén a través de la barraca de curtiembres que, en ese entonces tenía el director de dicho frigorífico, Julio Hoffman, quién fuera denunciado por su ex pareja por mantener “negocios ilícitos” pero sin obtener resolución judicial.
En el 2007 Hoffman estaba superando la crisis económica que sufría el negocio de las curtiembres y planificó instalar una sucursal en la localidad de Huanguelén que se dedicaría a los cueros emanados del Frigorífico Municipal; según me confirmó el propio Hoffman, en una nota para el periódico donde trabajaba en aquel entonces.
Cuando Moccero inauguró el frigorífico con la presencia de funcionarios provinciales, nombró a Hoffman como director “Ad Honorem” sin percibir salario alguno “porque como se trata de un emprendimiento municipal que recién se inicia, él va a colaborar con nosotros” habría dicho el intendente en la inauguración. Al poco tiempo, Hoffman se convirtió en un estandarte: compró autos y camionetas 0 kilómetro, amplió su negocio de curtiembres con la instalación de tecnología de última generación y tenía una vida social activa. Financiaba sus gastos sólo con la curtiembre, considerado un negocio poco rentable por aquellos tiempos y la realidad es que, la comercialización de los cueros obtenidos del Frigorífico no generaba tanta rentabilidad.
El emprendimiento municipal del Frigorífico generaba déficit en cada balance semestral y sólo empleaba a 30 personas. No obstante, la insistencia de Moccero para mantenerlo abierto y el padrinazgo de un funcionario provincial habrían garantizado el funcionamiento de un emprendimiento que sólo generaba pérdidas económicas, algún escaso beneficio en la venta de cueros pero que ofrecería condiciones perfectas para el transporte de “sustancias” y su posterior distribución bajo el “camuflaje” de los cueros y de la carne; además ofrecería óptimas condiciones territoriales por la ubicación del lugar, que tiene accesos directos por ruta y por camino de tierra tanto a Coronel Suárez como a Buenos Aires capital que despistarían cualquier amenaza de un competidor. Quizás esta sea la razón, lo digo como pensando en voz alta, por la que el intendente decidió vender unas hectáreas bien ubicadas cerca de la ciudad de Olavarría para comprarse otras, menos valiosas, en cercanías de Huanguelén; o quizás también sea la razón por la que uno de sus testaferros, dueño de una panificadora local; haya sido amenazado hace algún tiempo.
A medida que habrían crecido su “negocio” y las ganancias, Moccero habría accedido a tener “gentilezas” con algunas personas que colaboraron con él en diversas circunstancias.
Así en diciembre de 2011, cinco jóvenes suarenses a bordo de una Ford Eco Sport color gris oscura fueron demorados en la caminera policial de la ciudad de Necochea por transportar en una valija: cocaína, marihuana y un poco de LSD. Iban hacia Mar del Plata. Tras un llamado y  6 horas de demora, fueron dejados en libertad sin que exista registro alguno en una denuncia penal. El comisario de Coronel Suárez, Rubén Fernández dijo que se habría tratado de “sustancias para consumo personal” mientras que a través de una carta pública, uno de los jóvenes trató de defenderse aduciendo que eran “medicamentos por si se enfermaban”.
Dos meses después del hecho, en la cuenta de Facebook de uno de los jóvenes se publicaron fotografías de una fiesta que compartieron, días después del hecho, junto al subcomisario Martín Otero.
Otra de las “gentilezas” del jefe comunal fue captada por mi filmadora personal (que fue secuestrada hace 3 años junto a computadoras y celulares pero nunca me la devolvieron pese a no haberlas utilizado), el día que el vicepresidente Amado Boudou visitó la ciudad en calidad de Presidente interino. El acto se concretó en la cancha de Básquet del Centro Blanco y Negro un día con lluvia torrencial. El secretario de transporte del intendente, “Turco” Seki, habría entregado paquetes con “mercancía” a los referentes de un sindicato local para que distribuyeran entre algunos gremialistas presentes. No tardaron en ejecutar la acción y de repartir el regalo que fue aceptado con entusiasmo por algunos presentes.
Tampoco se habrían escatimado “gentilezas” con algún que otro efectivo policial cuando, por ejemplo, en la inauguración de luminarias en el acceso de Pueblo Santa María, el secretario de gobierno, Gustavo Di Battista; habría fumado un cigarrillo de marihuana junto al policía encargado de cortar la circulación vehicular de dicho acto quien, además de consumir sustancias, se inyectaría anabólicos mientras porta un arma 9 milímetros cuando custodia la seguridad del pueblo. El acontecimiento fue captado por mi teléfono celular que tampoco se me restituyó desde hace 3 años.
Con la diputación provincial en sus manos, Moccero habría ampliado los márgenes del negocio que mayor rentabilidad le deja. Seguramente amplió sus contactos, su alcance de distribución y el monto de sus cuentas en Suiza a costa de arruinar vidas, futuros y poner en peligro constante la seguridad de los ciudadanos que continuamente realizan acciones para erradicar el consumo de drogas a nivel local. La meta y el sueño familiar puede más: Moccero desearía lograr la Gobernación de la Provincia de Buenos Aires en algún momento y para eso necesita contar con recursos económicos y contactos que le abran las puertas que su intelecto no le permite alcanzar.

Al inicio del Allanamiento, los funcionarios de justicia YA condenaban delitos.

Moccero fue el primero en entrevistarse 5 hs con Molina

Día 1. Secret de Seguridad Declaro que habia videos de abusos, que jamás existieron

Psicologa viola juramento hipocratico, y queda impune