martes, 6 de octubre de 2015
responsables
Estefania Heit y su esposo hacen responsables al intendente Ricardo Moccero, sus funcionarios, allegados, amigos y funcionarios municipales, provinciales o nacionales adherentes a este jefe comunal, como asi tambien a Burgos de la UOCRA, la ex fiscal Maria Marta Corrado, amigos, allegados, entre otros... si les llega a suceder cualquier cosa a ellos o alguno de sus familiares. Sean amenazas, golpes, maltrato, traslados, como cualquier cosa de cualquier índole. Los mencionados son los directamente responsables de ello.
cartas desde la carcel: capitulo 1
Por Estefanía
Heit de Olivera
Cartas desde la
cárcel: Capítulo 1
“Le
pedí a la Presidenta, justicia por mi pueblo y mi país”
Desde hace tres
años reclamo la devolución de las cosas que me secuestraron en el allanamiento
del 12 de noviembre de 2012 y en la inspección ocular porque allí hay elementos
claves para mi defensa, pero las cosas nunca me las devolvieron y encima
robaron mi casa cuando estaba con custodia policial. “Todos los objetos
secuestrados serán devueltos tan pronto como sean necesarios y en las mismas
condiciones” afirma el art. 231 del Código Procesal Penal.
Aunque el
intendente Ricardo Moccero, el secretario de gobierno, Gustavo Di Battista; el
comisario Rubén Fernández, la ayudante fiscal Lorena Villagra y la fiscal María
Marta Corrado afirmaran que en ese material había videos que probaban los
delitos, nunca apareció nada ni fue usado por la fiscalía un mero cd de los 60
secuestrados.
En 2013 Moccero
y Corrado usaron mi causa para ser diputados provinciales violando todos mis
derechos y garantías constitucionales. En noviembre de ese mismo año le escribí
una carta a la Presidenta donde le conté en detalle (como lo haré en los
capítulos sucesivos) que en ese material secuestrado y en mi vivienda que
robaron después de enviar la carta; había videos, fotografías, grabaciones y
declaraciones referentes a coimas, narcotráfico, intercambio sexual con menores
de edad, ponchado de autos, malversación de fondos y concursos públicos, y
demás manejos políticos y policiales que desde hace años contamina a Coronel
Suárez. No sé si la carta fue leída por Cristina pero los involucrados sabían
que yo tenía ese material y esa es la razón por la que, coartando mi derecho a
la defensa, nunca me devolvieron las cosas que todavía se encuentran en Mar del
Plata (lugar donde fueron llevadas a peritar), aunque la fiscalía nunca las
usó.
¡Soy
inocente! Y lo voy a repetir hasta el último día de mi vida. Si esta causa
judicial fuera tan real y transparente, las cosas secuestradas en el
allanamiento del 12 de noviembre de 2012 y en la inspección ocular, hubiesen
sido devueltas para que pudiera defenderme en el juicio oral.
“La
verdad saldrá a la luz” dijo mi esposo en una nota a la revista “Noticias” y
llegó el momento de empezar a contarla. La razón de hablar la VERDAD es que
estoy cansada de las injusticias que siempre padecen los más débiles, los don
nadie, los que dan mala imagen en la tele, los que comulgan contra el político
de turno.
Desde
que esta causa judicial empezó, quiero defenderme y no me dejan porque piensan
que así me voy a callar. No necesito de la protección de nadie para
garantizar el éxito en lo que haga
porque vengo con la verdad, ni necesito que el político de turno me ampare
porque no busco beneficios personales, si los buscara hubiese vendido esta
información cuando periodistas de renombre me ofrecieron grandes sumas de
dinero por estos datos. En vez de eso, en cada nota periodística que ofrecimos
con mi esposo, pedimos alimentos no perecederos para los internos del penal,
los cuáles se terminó quedando mi abogado defensor, el Dr. Lofvall y nunca
llegaron al penal.
Tengo
dignidad y sólo quería que se juzgue con justicia, que el pueblo se saque la
venda de los ojos y elija sabiendo quién es quién, y que a otros no les pase lo
mismo que a nosotros cuando se legitima la violación de las garantías y
derechos por no quedar mal con la televisión.
Durante
tres años mancillaron mi nombre, mi reputación y la de toda mi familia.
Retuvieron mis cinco computadoras, cinco
celulares, dos grabadoras, una filmadora, una cámara digital, mas de 60 cd`s y
dos pen drives, entre otras cosas secuestradas por la policía, para evitar que
me defendiera y jamás me devolvieron. Robaron mi casa cuando estaba con
custodia policial por disposición judicial y archivaron la causa como si no
existieran responsables considerando que, además de mis bienes, robaron pruebas
que me ayudaban en la defensa. Hicieron una conferencia de prensa nacional sin
que el allanamiento haya terminado, hablaron de la existencia de videos y mucho
material probatorio que nunca apareció ni está en el expediente.
Me
detuvieron porque el Ministro Casal “lo dijo” pero sin orden firmada por juez
competente como lo marca la ley y me alojaron en un calabozo inhabilitado con
policías en la reja que me increpaban continuamente. Me amenazaron, golpearon,
ahorcaron, maltrataron y “putearon” desde el primer minuto de la investigación.
Fue Moccero el primero en ver a Sonia Molina en el Hospital suarense y
conversar con ella durante cinco horas y pese a la solicitud de la fiscal
Lorenzo de sancionar funcionarios, medios y policías; la causa fue archivada
por Corrado tras mantener una reunión privada con el jefe comunal. Además
difundieron en los medios nacionales, el único video que existe en el
expediente judicial en forma descontextualizada, editado y cortado más de la
mitad del tiempo y desapareció el
celular de donde se extrajo por lo que no puedo pedir el cotejo del video
original ni compararlo con el que extrajo la fiscal Corrado para a causa
judicial y que luego vendió a “La Brújula 24” de Bahía Blanca.
Moccero
y Corrado usaron mi causa para sus spot de campaña y sus plataformas políticas con
el fin de acceder a la diputación provincial, violando el principio de
inocencia y otros derechos y garantías constitucionales, cuando ni siquiera
había terminado la investigación. No contentos con tamaña humillación, me
condenaron a vivir los próximos 13 años de mi vida en una celda de 2 por 3
metros en lo que llaman “la cloaca social”.
Lo
que nunca podrán es coartar los medios para que pueda expresarme porque aunque
sea el “Hitler argentino” o la “vergüenza nacional” siempre supe hacer mi
trabajo periodístico y voy a contar mi VERDAD. Ellos tratarán de desmentirla
pero les aseguro que la respuesta será tan flaca, que dejará ver los huesos de
la mentira.
Ya
golpeé las puertas de todo el sistema judicial bahiense y ahora estoy golpeando
las del sistema provincial. Sé que en algún momento encontraré una persona que
se comprometa con la justicia, con la verdad, con la coherencia, con el derecho;
para que podamos tener la misma igualdad de posibilidad que tuvieron los demás.
En noviembre de
2013 le escribí una carta a la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner,
la envié por el correo de Coronel Suárez y saqué otra copia, directo del penal.
Quizás la carta nunca llegó a sus manos pero me consta que, por lo menos una de
ellas, fue recibida por el área de ceremonial, según me confirmaron dos de sus
secretarios cuando llamé para constatar. Le escribí 80 hojas a mano, plasmadas
en un cuaderno chico de tapa blanca con lunares celestes. Le escribí a ella porque “quería hablarle al pueblo y ella era su mejor
representación”, le manifesté. No le pedí ayuda en nuestra causa judicial
pero si le pedí que “evitara que otros
sufrieran lo mismo que sufrimos nosotros, que la justicia no condene en función
de lo que diga la prensa y que los presos sean tratados con dignidad porque el
mayor dolor para un detenido no es físico sino sentimental”. Le relaté
historias personales de los internos que padecen la arbitrariedad de la
justicia y la marginalidad del sistema que se supone, los prepara para su
reinserción social. Le hablé de la prisión, de los sufrimientos, necesidades e
injusticias que día a día se viven en el ámbito carcelario.
Le pedí también
que continuara con algunos proyectos que se impulsaron desde nuestra ONG
Viision 21, que con tanto ímpetu mancillaron en los medios de
comunicación; como la creación de una
agencia para modelos con capacidades diferentes siendo la primera del país
y la tercera a nivel mundial que habíamos lanzado en un desfile de modas en
2011.
Le pedí que
hiciera justicia y encarcele a aquellas personas que se creen mejores, más
éticos o moralistas porque están en una posición superior o tienen amigos en el
poder
pero que cometen peores delitos que el que se me imputó. “Ellos no van presos
porque se escudan bajo las alas del gobernante de turno que tapa la basura con
alfombras italianas”. Como el caso de la
ex fiscal, Dra. María Marta Corrado; que usó mi causa y mi imagen para
realizar su plataforma política y acceder a la diputanía provincial porque no
tuvo capacidad intelectual para hacerlo por sus propios medios. Lo paradójico
es que mientras Corrado me llamaba “estafadora”, “monstruo”, “sectaria”, y
demás calificativos que ustedes ya sabrán; ella se dedicaba, encubiertamente, a
vender todos los bienes de la herencia dejada por su ex suegro sin
consentimiento familiar. No sólo se trataba de bienes tasados a cifras
abismales sino que aquellos que no pudo vender, se los deshizo como donación
política a bibliotecas públicas que después fueron allanadas. Corrado tiene la
imputación de estafas reiteradas agravada por el vínculo, ocultó prueba y nunca
se retiró de su cargo de diputada para que la justicia investigue sin contaminación,
pese a que el propio Sergio Massa (líder del partido político que ella representa),
se lo solicitó. Tampoco vino a prisión ni se le dictó prisión preventiva por
ocultamiento de prueba y hasta tuvo el tupé de organizar una campaña para
juntar firmas contra el nuevo Código Penal porque su aprobación implicaría que
se cumpla con uno de los artículos que impulsa penas más duras para los que
estafan y más duras aún si portan cargos públicos dado que se trata de “una
representante del pueblo”. Ella gozó de los beneficios que genera tener amigos
en el poder incluso cuando tiene más de 100 sumarios administrativos porque
mientras era fiscal, “encajonaba” causas de abuso sexual a menores.
Como
dijo un profesor de la UNS “las leyes no están hechas para los ricos o los que
tienen influencias. Ellos jamás agarrarán un arma para ir a robar el kiosco de
la esquina. Ellos roban millones, sí,
pero no son “chorros” sino que se hacen llamar “estafadores”. Mientras
la pena de un robo arranca de 6 años, la pena por estafa es excarcelable”
Otra de las
cosas que le pedí a la Presidenta es que hiciera del trabajo algo que
dignifique para que las grandes empresas no aprovechen la necesidad de la gente
a fin de generar explotación en forma encubierta. Mientras
personas sin título profesional, pero inescrupulosas, ganan mucho dinero; los
profesionales con dignidad deben conformarse con un monotributo. Le conté como Cablevisión contrató
profesionales de todo tipo para analizar mi conducta criminal pero nunca me
pagó los 2000 pesos que trabajé religiosamente hasta el mismo 12 de noviembre
de 2012.
Le conté también
que muchos de los que dicen ser éticos y morales y me señalaban con el dedo, no
eran mejores que yo. Como el caso de un suarense
acostumbrado a realizar análisis profundos sobre cómo deben comportarse las
personas, que se jactaba de ser solidario y no tuvo pudor en llamarme
“monstruo” pero que en su vida personal tiene “listas negras” hacia los que
considera “inferiores en capacidad intelectual e ideológica” y busca sacar provecho,
sobre todo económico, en cada ocasión por ejemplo, al usar un carnet de
discapacidad para realizar negocios vehiculares, vender información a políticos
sobre la vida privada de sus contrincantes, o al haber pedido un préstamo y para no devolverlo solicitar a un
diputado provincial que lo hiciera pasar como un subsidio institucional,
entre otras acciones “éticas y morales”.
Hace
dos años, cuando decidí escribirle a la Presidenta, decidí también abrirle mi
corazón de mujer, de esposa, de hija, de presa, de periodista y de “inferior”.
“Ud. Sabe lo que
representa en los más débiles, la arbitrariedad de los más fuertes. Sabe lo que genera la crueldad y la
impunidad de los que abusan de su poder para beneficios propios o para tapar
sus propias miserias. Sabe lo que es ser juzgado y perseguido por pensar
diferente o por mantener una convicción. Ud. Lo sabe porque peleó para cambiar el abuso de poder de un sistema
que hace del miedo y la soledad, las únicas armas de justicia para miles de
personas”, le escribí.
Le pedí justicia
por mi pueblo, el que me vio nacer, crecer, convertirme en una
profesional y donde estaba formando una familia más allá de las consideraciones
que vinieron después. Pero también le
pedí justicia por mi país porque ella “hizo de los Derechos Humanos, un
humano con derechos (aunque muchas veces no se apliquen) y de Argentina un país
de oportunidades (aunque muchas veces es desigual)”, le escribí.
Le
brindé detalles del material que había en los elementos secuestrados y en
documentos guardados en mi vivienda. Inmediatamente después de enviar la carta,
la vivienda fue robada aunque estaba bajo custodia policial y desde hace 3 años
no puedo recuperar nada de lo secuestrado pese a que no fue usado por la
fiscalía ni incluido en el expediente judicial.
·
Le conté que Moccero había enviado a su
funcionario institucional, Carlos Villar; para intimidarme a que “considera mi
posición en algunas notas periodísticas” que publicaba en un medio gráfico
contra la gestión del jefe comunal (situación
que detallaré en “Cartas desde la cárcel: capítulo 2”).
·
Que el intendente había prohibido a sus
funcionarios comprar, aunque sea por colaboración; entradas para el desfile de
modas que organizamos con la ONG Viision 21 a beneficio de la Escuela Especial,
donde cumplimos el sueño de dos alumnas que querían ser estilista y modelo, y
realizamos oficialmente el lanzamiento de la agencia de modelos para personas
con capacidades diferentes. La razón de la prohibición fue que rechazamos un
subsidio que Moccero pretendía darnos para usar el evento es su campaña
electoral a la intendencia, sacándose fotos al lado de los chicos de
capacidades diferentes que participaban del evento.
Le
conté a la Presidenta que en el material secuestrado y en la vivienda habías
fotos, videos y testimonios que
demostraban:
·
La relación de Moccero con el
narcotráfico y su pretensión de utilizar la oficina de narcóticos, que con
tanto ímpetu intentaba instalar en Coronel Suárez, para evadir causas
judiciales con la colaboración de la Ayudantía Fiscal y demás dependencias
policiales y judiciales instaladas en Cnel. Suárez. (más detalles en “Cartas desde la cárcel: capítulo 3”)
·
Que Moccero aprovechaba los actos
políticos que organizaba con funcionarios provinciales y nacionales, para tener
“gentilezas” con sindicalistas de la región y efectivos policiales locales como
se registra en el video grabado durante el acto al que asistió Amado Boudou en
calidad de presidente interino (más
detalles en “Cartas desde la cárcel: capítulo 3”)
·
Que el subcomisario Martín Otero,
compartió una fiesta junto a los jóvenes que días antes habían sido demorados
en Necochea por transportar Cocaína, Marihuana y LSD para Mar del Plata pero
puestos en libertad, a las 6 horas, sin que siquiera exista una denuncia penal (más detalles en “Cartas desde la cárcel:
capítulo 3”)
·
Que Moccero “acomodaba” los concursos
públicos para que los puestos fuesen ocupados por profesionales afines a sus
intereses particulares como sucedió en el cargo de director del área de
ginecología cuando el Dr. Daniel Muschong era secretario de salud durante el
2007 (más detalles en “Cartas desde la
cárcel: capítulo 4”)
·
Que el intendente utilizaba el Corralón
de su propiedad para desviar fondos que el gobierno destinaba a las obras
públicas y “negociar” la licitación de la construcción de las obras nacionales
y provinciales a favor de funcionarios o de sus amigos personales (más detalles en “Cartas desde la cárcel:
capítulo 4”)
·
Que el comisario Rubén Fernández ordenó
el desalojo violento de una madre que, con su nena de 4 años, usurpó una
vivienda del Plan Federal que estaba sin terminar y faltaban meses para ser
adjudicadas. Moccero se negó a otorgarle
una vivienda porque la señora mantenía conversaciones con concejales de la
oposición. No obstante, otorgó una vivienda a su secretaria privada y una de
sus jefas de prensa pese a no tener hijos además de darle una a su directora de
desarrollo social acusada de malversar fondos públicos para vacacionar con sus
amigas (más detalles en “Cartas desde la
cárcel: capítulo 5”)
·
Que dejó sin fondos a una entidad que
trabaja con discapacitados pero no escatimó esfuerzos al reconstruir la
vivienda de una asistente social encargada de decidir el destino de las ayudas
sociales, cuando se le incendió la casa porque en el garaje tenía prefabricado
un departamento interno con cartón, donde vivía el amigo de sus esposo al que
le cobraba alquiler (más detalles en
“Cartas desde la cárcel: capítulo 5”)
·
Que el comisario Fernández es el
encargado personal de cobrar las coimas a los prostíbulos incluyendo el que
está situado a metros de su quinta personas, y que, estando a cargo de la
Subestación policial de Huanguelén; nunca notificó la evasión de arresto
domiciliario que cumplía Marilina Melga acusada de degollar a su bebe recién
nacido, tirarlo por el inodoro y esconder el cuerpo en un bolso, lo que dejó al
descubierto la participación de una enfermera del nosocomio local de aquella
localidad, en la práctica de abortos. Fernández pretendía que la prensa no
“escarbara” me confirmó en una comunicación telefónica desde la redacción del
diario donde trabajaba (más detalles en “Cartas desde la cárcel:
capítulo 6”)
·
Que algunas profesionales del área de
violencia familiar habían sido amenazadas para que no continuaran con la denuncias
efectuadas por esposas, amantes y menores, relacionadas con funcionarios
municipales (más detalles en “Cartas
desde la cárcel: capítulo 7”)
·
Que Moccero se relacionaba con chicas
menores de edad y le detallé cómo mandaba a su funcionarios de confianza y
amigo personal, para que le propusiera a alguna que otra aspirante a reina
local (muchas de las postulantes tenían 16 años), el “intercambio de favores” a
cambio de la corona (más detalles en
“Cartas desde la cárcel: capítulo 7”)
Todo esto es lo
que le conté a la presidenta en la carta que mandé en noviembre de 2013. Cuando
hablé públicamente de la relación de Moccero con el narcotráfico, el intendente
sólo se limitó a decir que “no era persona, que tenía menos luces que un
ladrillo y que me pudriera en la cárcel” pero nunca explicó nada en relación a la
cuestión y lo mismo hará con cada uno de los temas que detallé. Como tiene
miedo de perder ese poder que alcanzó a costa de lamer zapatos caros y
lustrados, Moccero acostumbra a utilizar sus recursos para destruir las
capacidades intelectuales de la gente o directamente arruinar sus vidas a fin
de que “no molesten más”. Al jefe comunal suarense siempre lo salvaron quienes
gobernaban arriba de él, ejemplo de eso es su vida antes de ser intendente donde
mi padre lo contrataba para que le fumigara el campo; y antes de ser diputado
provincial: en más de 20 años de carrera política jamás consiguió un puesto en
la sexta sección electoral. Necesitó usar mi nombre y apellido, el de una
mediocre periodista pueblerina para alcanzar el segundo lugar en la lista
provincial del partido oficialista. El hombre que representa los intereses
provinciales del “partido de los derechos humanos” llama a las personas
“psicóticas” o directamente dice que “no tienen derecho a nada porque no son
personas” simplemente por no comulgar con él. Son sus armas para defenderse de
la verdad que golpea sus espaldas y amenaza con derrumbar esa fortaleza que
construyó con un mazo de cartas pero cree que es de material. Como dijo un
reconocido sindicalista suarense “Moccero nunca fue inteligente sino que es un
inescrupuloso. Primero lo salvaba la inteligencia de su padre y cuando su padre
falleció siempre encontró a alguien que le salvara las papas”.
Esta es la VERDAD, la que saco a
la luz porque pido justicia. No esa que se practica a diario sino la pregona la
Constitución Nacional. Justicia que saque la venda de los ojos de la gente,
para que conozcan lo que esconden aquellos que administran su dinero, gobiernan
sus ciudades, cuidan a sus familias en las calles y los informan a diario.
Justicia para que el reclamo sea escuchado y no muera en el intento. Justicia
para que exista cárcel para “todos y todas”. Justicia para que el derecho no
perezca. Justicia para que la VERDAD no sea detenida por la injusticia.
Justicia para que exista igualdad de oportunidades. Justicia para que se
respeten los derechos y las garantías constitucionales. Justicia para que se
gobierne por AMOR y no por dinero.
cartas desde la carcel: capitulo 2
Por Estefanía
Heit de Olivera
Cartas desde la
cárcel: Capítulo 2
Las
amenazas de Moccero ante las notas opositoras
Esto
le escribí a la Presidenta en noviembre de 2013 y es lo que supe hasta
hace tres años atrás, el 12 de noviembre
de 2012, fecha en que me arrestaron. Quizás los funcionarios fueron removidos,
cambiados de área o quizás estén en el lado opositor, quizás también el
mecanismo corruptible haya cambiado sus formas, sus caras, su aparato de
ejecución. Lo cierto es que, más allá de todo; la gente merece saberlo porque
si esto pasa en un pueblo, imaginen lo que esconden las grandes urbes.
La primera vez que me tocó escribir una nota
contra el intendente Ricardo Moccero fue en 2007 cuando trabajaba en el
periódico Infosuarez. En ese momento, Gricelda Marbán era la jefa de redacción
y amiga personal del jefe comunal (después se convirtió en su jefa de prensa,
su jefa de campaña, su testaferro, su socia en negocios inmobiliarios en Sierra
de la Ventana, Tandil, Monte Hermoso y Mar del Plata, entre otros lugares; y
sus ojos en la oficina de Anses)
Por
esta razón me pidió que fuera yo quien escribiese sobre el foco infeccioso que
generaba un basurero a cielo abierto cuando Scioli pregonaba la erradicación de
todos en la Provincia de Buenos Aires. La foto que acompañaba la nota consistía
en la cabeza de un ternero muerto con media mandíbula comida por las ratas. Era
mi primera nota de tapa, la condición era firmarla con mi nombre y apellido. Al
otro día, Marban se acercó a la redacción y me comentó que Moccero la había
llamado para decirle “¿quién es esa Estefanía Heit?”
Era
año electoral, Marban armaba las notas políticas de Moccero, Victoria
Cortalezzi (otra de las que fue jefa de prensa del jefe comunal) se encargaba
de armar (y de paso cobrar los favores) las referidas al partido opositor. A mi
me tocaban los partidos chicos. A medida que la relación de Moccero con los
gobiernos superiores crecía, más aumentaba su intolerancia hacia los que lo
criticaban.
Después
empecé a trabajar para el canal local y las notas “fuertes” las publicaba en un
semanario independiente. Criticaba la gestión comunal sin tapujos: hablaba del
maltrato a los empleados municipales, de la malversación de fondos en las obras
públicas, del nivel de arsénico en el agua potable que superaba ampliamente lo
estipulado por la Organización Mundial de la Salud; del consumo de drogas, los
conflictos en la localidad de Huanguelén, el abuso sexual que un “conocido” del
intendente y empleado de su Municipalidad, había provocado en su hijastra de 9
años; y el desalojo violento que intentó concretar la policía a una madre con
su niña de 4 años por criticar al intendente en una nota periodística. Esta
última fue crucial: la mujer reprochaba la actitud del secretario de gobierno,
Gustavo Di Battista; y del de viviendas, Gastón Lastra. En el título la señora
tildaba a uno de “ignorante” y al otro de “delincuente”. Esta fue la gota que
rebalsó el vaso para un intendente que se creía incuestionable y con poder
suficiente para destruir cualquier cosa que considerara “molesta”. Primero
sugirió a algunos funcionarios que hablaran con el director del semanario y
hasta con mi jefe del canal local para que me persuadieran de “parar” las
notas. Después, el jefe de relaciones institucionales, Carlos Villar; decidió
retirar los fondos de publicidad oficial del semanario para que mi actitud desistiera
(quizás, en la actualidad, los números grandes de la publicidad oficial se los
lleven la radio propiedad del funcionario municipal “Turco” Seki o bien la del
candidato a concejal en la lista actual del oficialismo local quien tendría
denuncias por acoso sexual a ex EMPLEADOS de su emisora a quienes habría
despedido por que no quisieron acceder a su solicitud) .
Al
final Villar habló personalmente conmigo y me detalló las “consecuencias” que
podrían acarrear mis críticas: desde perder mis trabajos hasta exiliarme de la
ciudad. Mi actitud no desistió y se sumaron algunas notas del canal que
enardecieron los ánimos del jefe comunal como la que le realicé cuando estaba latente
un conflicto con Huanguelén o la del 8 de noviembre de 2012 (cuatro días antes
de mi detención) cuando el pueblo realizó una manifestación en las plazas
públicas contra el gobierno nacional y donde entrevisté al fotógrafo del
intendente que paradójicamente fue el único testigo que la DDI llevó a mi
allanamiento y que trabaja al lado de la dependencia policial, la cual queda a
más de 25 cuadras de la vivienda allanada.
En
esa oportunidad debía registrar la opinión del jefe comunal que enardecidamente
disparaba contra el grupo Clarín. Al finalizar la nota quedamos en su despacho
su jefa de prensa, Victoria Cortalezzi; Moccero, el camarógrafo y yo. El
intendente manifestó la preocupación que tenía mi jefe Claudio Fernández por la
posibilidad de que el gobierno interviniera Cablevisión y dio detalles de la
conversación telefónica que mantuvieron ellos dos, donde mi jefe le solicitaba
que en caso de que eso pasara, se le mantuviera el puesto de director del canal
a lo que el jefe comunal habría respondido que perdiera cuidado. Tenía la
grabadora Panasonic blanca prendida registrando la conversación, una de las
cosas secuestradas que nunca se me restituyó y que jamás salió de Mar del Plata
(lugar donde fueron llevadas para peritar) pese a que la fiscalía no utilizó.
Además estaban los testigos que, por lo menos uno de ellos, es confiable.
Moccero
estaba frenético, culpaba a Magnetto (director del grupo Clarín) de la
manifestación del 8N y de ser el responsable del rumor que preocupaba a los
empleados del canal local por la posibilidad de perder sus puestos laborales.
Lo llamó “psicópata, enfermo mental y
trastornado” y emprendimos una suerte de intercambio de opiniones. Le respondí
que el rumor no había partido de las esferas del grupo sino de sus propios funcionarios
municipales quienes habían comentado, en un acto público, que seríamos echados
y reemplazados por los empleados de canal local 6. Para mí el asunto había
terminado ahí. El 13 de noviembre por cadena nacional (un día después de mi
detención), Moccero relató el asunto
como demostrando mis dotes de “psicótica” y confirmó que después de la
conversación había hablado con Claudio Fernández como si se tratara de una
pelea entre nenes de jardín que necesitara de la intervención paternal. Sin
palabras… Lo cierto es que mi jefe nunca me comentó nada de tal situación ni
siquiera el propio 12 de noviembre cuando fui a trabajar por la mañana. Lo que
le molestó en realidad a Moccero, es que alguien le dijera “no, señor, está
usted equivocado” cuando acostumbraba rodearse de condescendientes que aplaudían cualquier locura.
Creo
que de la cabeza de Moccero nunca se debe haber ido la pregunta con desprecio
que le hizo a Marbán cuando dijo: “¿quién es esa Estefanía Heit?”. Como no fui
su jefa de prensa ni respondí a sus intereses particulares, para él no existía.
Seguramente debo haber sido la periodista mediocre de la ciudad o a la que
“manejaban” sus opositores porque esos siempre fueron sus discursos cuando
debió justificar el accionar de quienes criticaban su gestión. La autocrítica,
en Moccero, brilla por su ausencia, “él es perfecto”. Una vez escribí que
Moccero trataba a la gente de Coronel Suárez como si fueran de su propiedad y
aunque muchos demostraron venderse por dos pesos, otros mantuvimos ideales creyendo
que el periodismo se practica con el objetivo de que el ciudadano conozca la
verdad. Lamento haber estado en la vereda de enfrente y lo lamentaré por los
próximos 13 años por el daño que eso ocasionó a mi familia. Pero tengo la
satisfacción de que “un hombre con experiencia nunca está a la merced de un
hombre con argumento” y en la cárcel estoy yo pero él puede venir pronto. Lo
que Moccero lamentará es que exista una suarense que ni las amenazas, ni la
injusticia, ni el dinero, ni la muerte, ni nada en este mundo la van a callar.
cartas desde la carcel: capitulo 3
Por Estefanía
Heit de Olivera
Cartas desde la
cárcel: Capítulo 3
“El
patrón del mal” suarense
Esto
le escribí a la Presidenta en noviembre de 2013 y es lo que supe hasta
hace tres años atrás, el 12 de noviembre
de 2012, fecha en que me arrestaron. Quizás las personas mencionadas fueron
removidas, cambiadas de área o quizás estén en el lado opositor, quizás también
el mecanismo corruptible haya cambiado sus formas, sus caras, su aparato de
ejecución. Lo cierto es que, más allá de todo; la gente merece saberlo porque
si esto pasaba en un pueblo, imaginen lo que esconden las grandes urbes.
En
2005 trabajaba en un programa de espectáculos en la AM local cuando Marcelo, un
oficial de policía me contó que quienes realizarían la distribución de la droga
en Coronel Suárez por aquellos tiempos, sería el hijo de un político de
renombre y sus cuatro amigos llamados “los intocables”. El político era
opositor de Moccero pero estaba “negociando” su pase al oficialismo. Según el
oficial de policía, Moccero recibiría ganancias del negocio pero el manejo de
la logística se lo adjudicarían a su hermano Gustavo. Por aquel entonces, el
consumo se concentraba en la plaza céntrica frente a la Municipalidad. Se
detenían consumidores o vendedores de poco porte pero nunca caían los “peces
grandes”.
El
oficial de la agencia antinarcóticos de Bahía Blanca, Víctor; confirmó que la
droga partiría, en aquel momento, de Punta Alta, Bahía Blanca y Tres Arroyos; llegaría
a una confitería local (ya no existe) y de ahí se distribuiría entre quienes la
comercializaban en los diferentes puntos de la ciudad. En algún momento la
confitería también habría distribuido, a través de “los intocables”, de Coronel Suárez a otras localidades turísticas donde tenía
sucursales.
En
2007 entrevisté a uno de los miembros del grupo quien afirmó que abundaba la
cocaína y en menor medida los psicofármacos, que Moccero sería la cabeza del
negocio porque su hermano era “inconsistente” y que también harían traslados de
pequeñas cantidades a Lamadrid, Bolívar, Las Flores, Necochea, Mar del Plata y
Bariloche, entre otras localidades donde participarían funcionarios municipales
acompañados de efectivos policiales quienes ayudarían a sortear los obstáculos
que se presentaban en algunas camineras de control policial.
En
2010, otro de “los intocables” inauguró una empresa relacionada al ámbito
vehicular y un bar. El primero serviría para las transacciones con los policías
y funcionarios mientras que en el bar efectivizaría la comercialización. Cuando
un funcionario le habría informado que los costos del protectorado habían
aumentado, se habría negado a pagarlos. Una semana después, un allanamiento a
cargo de Frandzen le habría incautado cocaína y marihuana. El precio por la
libertad habría sido de medio millón de pesos y la causa habría quedado
encajonada en algún mueble de la Ayudantía fiscal local.
Desde
2006, Moccero empezó a escalar en las esferas provinciales y su nombre se hizo
notorio. El político opositor ahora era su funcionario de confianza, un hombre
astuto en el negocio ilegal y quien le habría sugerido a Moccero ampliar el
ámbito de distribución y comercialización: “¿Quién va a indagar en un pueblo
chico de los tantos que hay en la provincia? Mantené a la gente contenta y
distraída. Juntá la plata y convertite en el Gobernador de la Provincia como
quiso hacer tu papá y el corazón no lo dejó llegar. Cumplí vos el sueño de tu
papá” le habría dicho al jefe comunal.
Así
habría empezado por ampliar el área de distribución hacia otras provincias y
ciudades turísticas como Sierra de la Ventana, Tandil, Monte Hermoso, Mar del
Plata, Bariloche y Córdoba, entre otras; donde Móccero tendría propiedades,
hoteles, testaferros y contactos políticos.
Sabía
que podría asegurar la rentabilidad y evadir cualquier amenaza contra su
castillo de ladrillos blancos, asegurando su fortaleza local: inauguró la
policía científica, la departamental de investigaciones, la DDI, la comisaría
de la mujer, la ayudantía fiscal y desde hace años pretende concretar la
instalación de la oficina de narcotráfico, así sus funcionarios tendrían
control de las causas y denuncias antes que lleguen a tribunales y de paso
“plantaría” alguna que otra prueba a los opositores como el secuestro de 100
plantas de marihuana que se incautaron a un joven que vivía cerca de la casa
del secretario de gobierno.
La
visita del entonces Presidente Néstor Kirchner a Coronel Suárez a mitad del año
2007, lo catapultó como el “intendente preferido” y el líder absoluto de las
dependencias provinciales y nacionales. Sus últimas adquisiciones fueron
Frandzen a quien le “recomendaron” como jefe de la DDI, la jefa de la Comisaría
de la Mujer y “sugirió” a la Dra. Villagra para la Ayudantía Fiscal. Los tres
venían de Punta Alta.
“Ezequiel
37”, es el seudónimo de un narcotraficante de Punta Alta radicado hace unos
años en un país limítrofe tras fugarse con su esposa e hijos con el aval de la
policía. La causa judicial por la que decidió evadirse se la habría “armado” su
ex socio con la pretensión, sin éxito, de desbaratar la nueva sociedad que “Ezequiel
37” habría empezado con un narcotraficante cordobés con quién habría sido fotografiado
varias veces y cuyas imágenes constarían en el juzgado bahiense encargado de la
investigación.
Tras
un allanamiento que se le practicó en su departamento, donde incautaron algunas
tizas de cocaína que “Ezequiel 37” tenía para consumo personal, se habría escondido
en la vivienda de su hermano en Punta Alta, luego se habría trasladado a lo de
su cuñado en Monte Hermoso, de allí a Coronel Suárez y por vía aérea, habría
volado hasta la triple frontera donde el tío de su esposa, policía de frontera
de profesión; le habría facilitado el acceso al país donde continuaría con su
negocio de “mecánico y cheff”; relató Elizabeth, esposa de “Ezequiel 37” y
amiga personal de unos abogados bahienses.
La
principal vía de distribución usada por Moccero, habría sido la aérea por ser la
más directa, confiable y rentable. Mejoró las instalaciones de la aerostación
local e impidió el acceso de gente que hasta ese momento era abierto al
público. Reestructuró la sala de recepción donde colocó mobiliario nuevo y
confortable; y prohibió que el agente del servicio meteorológico que trabajaba
allí, usara el baño justificando tal prohibición en que el joven no tiraba la
cadena cuando en realidad habría servido algunas veces de aguantadero al tiempo
que eliminaba “ojos y oídos” sobre sus “negocios”. También repavimentó la pista
de aterrizaje y destinó las hectáreas del campo lindante a la construcción de
un parque con lago artificial el cual llamaría “Daniel Scioli”.
Los
aviones iban y venían todas las semanas, algunos trasladarían algún funcionario
provincial o a “nadie”. Siempre le darían la bienvenida el propio Moccero o
algún funcionario municipal de plena confianza. Se concretaban algunas
reuniones en la sala de recepción o bien en el campo privado del intendente
situado a metros de la aerostación. Los aviones que transportaban a “nadie”
nunca eran anunciados y serían los que trasladaban la “mercancía” digitada por el
jefe comunal o bien, como el caso de “Ezequiel 37”, a algún narcotraficante de
otro lugar.
También
habría usado la vía marítima y la terrestre pero en menor escala por ser más
“inseguras” o bien porque también “chocarían con otros intereses”.
Para
la distribución marítima, Moccero habría usado a sus contactos de Punta Alta,
Monte Hermoso o Mar del Plata.
En
cuanto a la distribución terrestre, habría usado el corralón de materiales de
su propiedad y el Frigorífico Municipal de Huanguelén a través de la barraca de
curtiembres que, en ese entonces tenía el director de dicho frigorífico, Julio Hoffman,
quién fuera denunciado por su ex pareja por mantener “negocios ilícitos” pero
sin obtener resolución judicial.
En
el 2007 Hoffman estaba superando la crisis económica que sufría el negocio de
las curtiembres y planificó instalar una sucursal en la localidad de Huanguelén
que se dedicaría a los cueros emanados del Frigorífico Municipal; según me
confirmó el propio Hoffman, en una nota para el periódico donde trabajaba en
aquel entonces.
Cuando
Moccero inauguró el frigorífico con la presencia de funcionarios provinciales,
nombró a Hoffman como director “Ad Honorem” sin percibir salario alguno “porque
como se trata de un emprendimiento municipal que recién se inicia, él va a
colaborar con nosotros” habría dicho el intendente en la inauguración. Al poco
tiempo, Hoffman se convirtió en un estandarte: compró autos y camionetas 0
kilómetro, amplió su negocio de curtiembres con la instalación de tecnología de
última generación y tenía una vida social activa. Financiaba sus gastos sólo
con la curtiembre, considerado un negocio poco rentable por aquellos tiempos y
la realidad es que, la comercialización de los cueros obtenidos del Frigorífico
no generaba tanta rentabilidad.
El
emprendimiento municipal del Frigorífico generaba déficit en cada balance
semestral y sólo empleaba a 30 personas. No obstante, la insistencia de Moccero
para mantenerlo abierto y el padrinazgo de un funcionario provincial habrían garantizado
el funcionamiento de un emprendimiento que sólo generaba pérdidas económicas,
algún escaso beneficio en la venta de cueros pero que ofrecería condiciones
perfectas para el transporte de “sustancias” y su posterior distribución bajo
el “camuflaje” de los cueros y de la carne; además ofrecería óptimas
condiciones territoriales por la ubicación del lugar, que tiene accesos
directos por ruta y por camino de tierra tanto a Coronel Suárez como a Buenos
Aires capital que despistarían cualquier amenaza de un competidor. Quizás esta
sea la razón, lo digo como pensando en voz alta, por la que el intendente
decidió vender unas hectáreas bien ubicadas cerca de la ciudad de Olavarría
para comprarse otras, menos valiosas, en cercanías de Huanguelén; o quizás
también sea la razón por la que uno de sus testaferros, dueño de una
panificadora local; haya sido amenazado hace algún tiempo.
A
medida que habrían crecido su “negocio” y las ganancias, Moccero habría accedido
a tener “gentilezas” con algunas personas que colaboraron con él en diversas
circunstancias.
Así
en diciembre de 2011, cinco jóvenes suarenses a bordo de una Ford Eco Sport
color gris oscura fueron demorados en la caminera policial de la ciudad de
Necochea por transportar en una valija: cocaína, marihuana y un poco de LSD.
Iban hacia Mar del Plata. Tras un llamado y
6 horas de demora, fueron dejados en libertad sin que exista registro
alguno en una denuncia penal. El comisario de Coronel Suárez, Rubén Fernández
dijo que se habría tratado de “sustancias para consumo personal” mientras que a
través de una carta pública, uno de los jóvenes trató de defenderse aduciendo
que eran “medicamentos por si se enfermaban”.
Dos
meses después del hecho, en la cuenta de Facebook de uno de los jóvenes se
publicaron fotografías de una fiesta que compartieron, días después del hecho, junto
al subcomisario Martín Otero.
Otra
de las “gentilezas” del jefe comunal fue captada por mi filmadora personal (que
fue secuestrada hace 3 años junto a computadoras y celulares pero nunca me la
devolvieron pese a no haberlas utilizado), el día que el vicepresidente Amado
Boudou visitó la ciudad en calidad de Presidente interino. El acto se concretó
en la cancha de Básquet del Centro Blanco y Negro un día con lluvia torrencial.
El secretario de transporte del intendente, “Turco” Seki, habría entregado
paquetes con “mercancía” a los referentes de un sindicato local para que
distribuyeran entre algunos gremialistas presentes. No tardaron en ejecutar la
acción y de repartir el regalo que fue aceptado con entusiasmo por algunos presentes.
Tampoco
se habrían escatimado “gentilezas” con algún que otro efectivo policial cuando,
por ejemplo, en la inauguración de luminarias en el acceso de Pueblo Santa
María, el secretario de gobierno, Gustavo Di Battista; habría fumado un cigarrillo
de marihuana junto al policía encargado de cortar la circulación vehicular de
dicho acto quien, además de consumir sustancias, se inyectaría anabólicos mientras
porta un arma 9 milímetros cuando custodia la seguridad del pueblo. El
acontecimiento fue captado por mi teléfono celular que tampoco se me restituyó
desde hace 3 años.
Con
la diputación provincial en sus manos, Moccero habría ampliado los márgenes del
negocio que mayor rentabilidad le deja. Seguramente amplió sus contactos, su
alcance de distribución y el monto de sus cuentas en Suiza a costa de arruinar
vidas, futuros y poner en peligro constante la seguridad de los ciudadanos que
continuamente realizan acciones para erradicar el consumo de drogas a nivel local.
La meta y el sueño familiar puede más: Moccero desearía lograr la Gobernación
de la Provincia de Buenos Aires en algún momento y para eso necesita contar con
recursos económicos y contactos que le abran las puertas que su intelecto no le
permite alcanzar.
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