martes, 6 de octubre de 2015

cartas desde la carcel: capitulo 1



Por Estefanía Heit de Olivera
Cartas desde la cárcel: Capítulo 1

“Le pedí a la Presidenta, justicia por mi pueblo y mi país”

Desde hace tres años reclamo la devolución de las cosas que me secuestraron en el allanamiento del 12 de noviembre de 2012 y en la inspección ocular porque allí hay elementos claves para mi defensa, pero las cosas nunca me las devolvieron y encima robaron mi casa cuando estaba con custodia policial. “Todos los objetos secuestrados serán devueltos tan pronto como sean necesarios y en las mismas condiciones” afirma el art. 231 del Código Procesal Penal.
Aunque el intendente Ricardo Moccero, el secretario de gobierno, Gustavo Di Battista; el comisario Rubén Fernández, la ayudante fiscal Lorena Villagra y la fiscal María Marta Corrado afirmaran que en ese material había videos que probaban los delitos, nunca apareció nada ni fue usado por la fiscalía un mero cd de los 60 secuestrados.
En 2013 Moccero y Corrado usaron mi causa para ser diputados provinciales violando todos mis derechos y garantías constitucionales. En noviembre de ese mismo año le escribí una carta a la Presidenta donde le conté en detalle (como lo haré en los capítulos sucesivos) que en ese material secuestrado y en mi vivienda que robaron después de enviar la carta; había videos, fotografías, grabaciones y declaraciones referentes a coimas, narcotráfico, intercambio sexual con menores de edad, ponchado de autos, malversación de fondos y concursos públicos, y demás manejos políticos y policiales que desde hace años contamina a Coronel Suárez. No sé si la carta fue leída por Cristina pero los involucrados sabían que yo tenía ese material y esa es la razón por la que, coartando mi derecho a la defensa, nunca me devolvieron las cosas que todavía se encuentran en Mar del Plata (lugar donde fueron llevadas a peritar), aunque la fiscalía nunca las usó.

¡Soy inocente! Y lo voy a repetir hasta el último día de mi vida. Si esta causa judicial fuera tan real y transparente, las cosas secuestradas en el allanamiento del 12 de noviembre de 2012 y en la inspección ocular, hubiesen sido devueltas para que pudiera defenderme en el juicio oral.
“La verdad saldrá a la luz” dijo mi esposo en una nota a la revista “Noticias” y llegó el momento de empezar a contarla. La razón de hablar la VERDAD es que estoy cansada de las injusticias que siempre padecen los más débiles, los don nadie, los que dan mala imagen en la tele, los que comulgan contra el político de turno.
Desde que esta causa judicial empezó, quiero defenderme y no me dejan porque piensan que así me voy a callar. No necesito de la protección de nadie para garantizar  el éxito en lo que haga porque vengo con la verdad, ni necesito que el político de turno me ampare porque no busco beneficios personales, si los buscara hubiese vendido esta información cuando periodistas de renombre me ofrecieron grandes sumas de dinero por estos datos. En vez de eso, en cada nota periodística que ofrecimos con mi esposo, pedimos alimentos no perecederos para los internos del penal, los cuáles se terminó quedando mi abogado defensor, el Dr. Lofvall y nunca llegaron al penal.
Tengo dignidad y sólo quería que se juzgue con justicia, que el pueblo se saque la venda de los ojos y elija sabiendo quién es quién, y que a otros no les pase lo mismo que a nosotros cuando se legitima la violación de las garantías y derechos por no quedar mal con la televisión.
Durante tres años mancillaron mi nombre, mi reputación y la de toda mi familia. Retuvieron  mis cinco computadoras, cinco celulares, dos grabadoras, una filmadora, una cámara digital, mas de 60 cd`s y dos pen drives, entre otras cosas secuestradas por la policía, para evitar que me defendiera y jamás me devolvieron. Robaron mi casa cuando estaba con custodia policial por disposición judicial y archivaron la causa como si no existieran responsables considerando que, además de mis bienes, robaron pruebas que me ayudaban en la defensa. Hicieron una conferencia de prensa nacional sin que el allanamiento haya terminado, hablaron de la existencia de videos y mucho material probatorio que nunca apareció ni está en el expediente.
Me detuvieron porque el Ministro Casal “lo dijo” pero sin orden firmada por juez competente como lo marca la ley y me alojaron en un calabozo inhabilitado con policías en la reja que me increpaban continuamente. Me amenazaron, golpearon, ahorcaron, maltrataron y “putearon” desde el primer minuto de la investigación. Fue Moccero el primero en ver a Sonia Molina en el Hospital suarense y conversar con ella durante cinco horas y pese a la solicitud de la fiscal Lorenzo de sancionar funcionarios, medios y policías; la causa fue archivada por Corrado tras mantener una reunión privada con el jefe comunal. Además difundieron en los medios nacionales, el único video que existe en el expediente judicial en forma descontextualizada, editado y cortado más de la mitad  del tiempo y desapareció el celular de donde se extrajo por lo que no puedo pedir el cotejo del video original ni compararlo con el que extrajo la fiscal Corrado para a causa judicial y que luego vendió a “La Brújula 24” de Bahía Blanca.
Moccero y Corrado usaron mi causa para sus spot de campaña y sus plataformas políticas con el fin de acceder a la diputación provincial, violando el principio de inocencia y otros derechos y garantías constitucionales, cuando ni siquiera había terminado la investigación. No contentos con tamaña humillación, me condenaron a vivir los próximos 13 años de mi vida en una celda de 2 por 3 metros en lo que llaman “la cloaca social”.
Lo que nunca podrán es coartar los medios para que pueda expresarme porque aunque sea el “Hitler argentino” o la “vergüenza nacional” siempre supe hacer mi trabajo periodístico y voy a contar mi VERDAD. Ellos tratarán de desmentirla pero les aseguro que la respuesta será tan flaca, que dejará ver los huesos de la mentira.
Ya golpeé las puertas de todo el sistema judicial bahiense y ahora estoy golpeando las del sistema provincial. Sé que en algún momento encontraré una persona que se comprometa con la justicia, con la verdad, con la coherencia, con el derecho; para que podamos tener la misma igualdad de posibilidad que tuvieron los demás.
En noviembre de 2013 le escribí una carta a la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, la envié por el correo de Coronel Suárez y saqué otra copia, directo del penal. Quizás la carta nunca llegó a sus manos pero me consta que, por lo menos una de ellas, fue recibida por el área de ceremonial, según me confirmaron dos de sus secretarios cuando llamé para constatar. Le escribí 80 hojas a mano, plasmadas en un cuaderno chico de tapa blanca con lunares celestes. Le escribí a ella porque “quería hablarle al pueblo y ella era su mejor representación”, le manifesté. No le pedí ayuda en nuestra causa judicial pero si le pedí que “evitara que otros sufrieran lo mismo que sufrimos nosotros, que la justicia no condene en función de lo que diga la prensa y que los presos sean tratados con dignidad porque el mayor dolor para un detenido no es físico sino sentimental”. Le relaté historias personales de los internos que padecen la arbitrariedad de la justicia y la marginalidad del sistema que se supone, los prepara para su reinserción social. Le hablé de la prisión, de los sufrimientos, necesidades e injusticias que día a día se viven en el ámbito carcelario.
Le pedí también que continuara con algunos proyectos que se impulsaron desde nuestra ONG Viision 21, que con tanto ímpetu mancillaron en los medios de comunicación; como la creación de una agencia para modelos con capacidades diferentes siendo la primera del país y la tercera a nivel mundial que habíamos lanzado en un desfile de modas en 2011.
Le pedí que hiciera justicia y encarcele a aquellas personas que se creen mejores, más éticos o moralistas porque están en una posición superior o tienen amigos en el poder pero que cometen peores delitos que el que se me imputó. “Ellos no van presos porque se escudan bajo las alas del gobernante de turno que tapa la basura con alfombras italianas”. Como el caso de la ex fiscal, Dra. María Marta Corrado; que usó mi causa y mi imagen para realizar su plataforma política y acceder a la diputanía provincial porque no tuvo capacidad intelectual para hacerlo por sus propios medios. Lo paradójico es que mientras Corrado me llamaba “estafadora”, “monstruo”, “sectaria”, y demás calificativos que ustedes ya sabrán; ella se dedicaba, encubiertamente, a vender todos los bienes de la herencia dejada por su ex suegro sin consentimiento familiar. No sólo se trataba de bienes tasados a cifras abismales sino que aquellos que no pudo vender, se los deshizo como donación política a bibliotecas públicas que después fueron allanadas. Corrado tiene la imputación de estafas reiteradas agravada por el vínculo, ocultó prueba y nunca se retiró de su cargo de diputada para que la justicia investigue sin contaminación, pese a que el propio Sergio Massa (líder del partido político que ella representa), se lo solicitó. Tampoco vino a prisión ni se le dictó prisión preventiva por ocultamiento de prueba y hasta tuvo el tupé de organizar una campaña para juntar firmas contra el nuevo Código Penal porque su aprobación implicaría que se cumpla con uno de los artículos que impulsa penas más duras para los que estafan y más duras aún si portan cargos públicos dado que se trata de “una representante del pueblo”. Ella gozó de los beneficios que genera tener amigos en el poder incluso cuando tiene más de 100 sumarios administrativos porque mientras era fiscal, “encajonaba” causas de abuso sexual a menores.
Como dijo un profesor de la UNS “las leyes no están hechas para los ricos o los que tienen influencias. Ellos jamás agarrarán un arma para ir a robar el kiosco de la esquina. Ellos roban millones, sí,  pero no son “chorros” sino que se hacen llamar “estafadores”. Mientras la pena de un robo arranca de 6 años, la pena por estafa es excarcelable”
Otra de las cosas que le pedí a la Presidenta es que hiciera del trabajo algo que dignifique para que las grandes empresas no aprovechen la necesidad de la gente a fin de generar explotación en forma encubierta. Mientras personas sin título profesional, pero inescrupulosas, ganan mucho dinero; los profesionales con dignidad deben conformarse con un monotributo. Le conté como Cablevisión contrató profesionales de todo tipo para analizar mi conducta criminal pero nunca me pagó los 2000 pesos que trabajé religiosamente hasta el mismo 12 de noviembre de 2012.
Le conté también que muchos de los que dicen ser éticos y morales y me señalaban con el dedo, no eran mejores que yo. Como el caso de un suarense acostumbrado a realizar análisis profundos sobre cómo deben comportarse las personas, que se jactaba de ser solidario y no tuvo pudor en llamarme “monstruo” pero que en su vida personal tiene “listas negras” hacia los que considera “inferiores en capacidad intelectual e ideológica” y busca sacar provecho, sobre todo económico, en cada ocasión por ejemplo, al usar un carnet de discapacidad para realizar negocios vehiculares, vender información a políticos sobre la vida privada de sus contrincantes, o al haber pedido un préstamo y para no devolverlo solicitar a un diputado provincial que lo hiciera pasar como un subsidio institucional, entre otras acciones “éticas y morales”.
Hace dos años, cuando decidí escribirle a la Presidenta, decidí también abrirle mi corazón de mujer, de esposa, de hija, de presa, de periodista y de “inferior”.
“Ud. Sabe lo que representa en los más débiles, la arbitrariedad de los más fuertes. Sabe lo que genera la crueldad y la impunidad de los que abusan de su poder para beneficios propios o para tapar sus propias miserias. Sabe lo que es ser juzgado y perseguido por pensar diferente o por mantener una convicción. Ud. Lo sabe porque peleó para cambiar el abuso de poder de un sistema que hace del miedo y la soledad, las únicas armas de justicia para miles de personas”, le escribí.
Le pedí justicia por mi pueblo, el que me vio nacer, crecer, convertirme en una profesional y donde estaba formando una familia más allá de las consideraciones que vinieron después. Pero también le pedí justicia por mi país porque ella “hizo de los Derechos Humanos, un humano con derechos (aunque muchas veces no se apliquen) y de Argentina un país de oportunidades (aunque muchas veces es desigual)”, le escribí.  
Le brindé detalles del material que había en los elementos secuestrados y en documentos guardados en mi vivienda. Inmediatamente después de enviar la carta, la vivienda fue robada aunque estaba bajo custodia policial y desde hace 3 años no puedo recuperar nada de lo secuestrado pese a que no fue usado por la fiscalía ni incluido en el expediente judicial.
·         Le conté que Moccero había enviado a su funcionario institucional, Carlos Villar; para intimidarme a que “considera mi posición en algunas notas periodísticas” que publicaba en un medio gráfico contra la gestión del jefe comunal (situación que detallaré en “Cartas desde la cárcel: capítulo 2”).

·         Que el intendente había prohibido a sus funcionarios comprar, aunque sea por colaboración; entradas para el desfile de modas que organizamos con la ONG Viision 21 a beneficio de la Escuela Especial, donde cumplimos el sueño de dos alumnas que querían ser estilista y modelo, y realizamos oficialmente el lanzamiento de la agencia de modelos para personas con capacidades diferentes. La razón de la prohibición fue que rechazamos un subsidio que Moccero pretendía darnos para usar el evento es su campaña electoral a la intendencia, sacándose fotos al lado de los chicos de capacidades diferentes que participaban del evento.

Le conté a la Presidenta que en el material secuestrado y en la vivienda habías fotos, videos  y testimonios que demostraban:

·         La relación de Moccero con el narcotráfico y su pretensión de utilizar la oficina de narcóticos, que con tanto ímpetu intentaba instalar en Coronel Suárez, para evadir causas judiciales con la colaboración de la Ayudantía Fiscal y demás dependencias policiales y judiciales instaladas en Cnel. Suárez. (más detalles en “Cartas desde la cárcel: capítulo 3”)

·         Que Moccero aprovechaba los actos políticos que organizaba con funcionarios provinciales y nacionales, para tener “gentilezas” con sindicalistas de la región y efectivos policiales locales como se registra en el video grabado durante el acto al que asistió Amado Boudou en calidad de presidente interino (más detalles en “Cartas desde la cárcel: capítulo 3”)

·         Que el subcomisario Martín Otero, compartió una fiesta junto a los jóvenes que días antes habían sido demorados en Necochea por transportar Cocaína, Marihuana y LSD para Mar del Plata pero puestos en libertad, a las 6 horas, sin que siquiera exista una denuncia penal (más detalles en “Cartas desde la cárcel: capítulo 3”)

·         Que Moccero “acomodaba” los concursos públicos para que los puestos fuesen ocupados por profesionales afines a sus intereses particulares como sucedió en el cargo de director del área de ginecología cuando el Dr. Daniel Muschong era secretario de salud durante el 2007 (más detalles en “Cartas desde la cárcel: capítulo 4”)

·         Que el intendente utilizaba el Corralón de su propiedad para desviar fondos que el gobierno destinaba a las obras públicas y “negociar” la licitación de la construcción de las obras nacionales y provinciales a favor de funcionarios o de sus amigos personales (más detalles en “Cartas desde la cárcel: capítulo 4”)

·         Que el comisario Rubén Fernández ordenó el desalojo violento de una madre que, con su nena de 4 años, usurpó una vivienda del Plan Federal que estaba sin terminar y faltaban meses para ser adjudicadas. Moccero se negó a  otorgarle una vivienda porque la señora mantenía conversaciones con concejales de la oposición. No obstante, otorgó una vivienda a su secretaria privada y una de sus jefas de prensa pese a no tener hijos además de darle una a su directora de desarrollo social acusada de malversar fondos públicos para vacacionar con sus amigas (más detalles en “Cartas desde la cárcel: capítulo 5”)

·         Que dejó sin fondos a una entidad que trabaja con discapacitados pero no escatimó esfuerzos al reconstruir la vivienda de una asistente social encargada de decidir el destino de las ayudas sociales, cuando se le incendió la casa porque en el garaje tenía prefabricado un departamento interno con cartón, donde vivía el amigo de sus esposo al que le cobraba alquiler (más detalles en “Cartas desde la cárcel: capítulo 5”)

·         Que el comisario Fernández es el encargado personal de cobrar las coimas a los prostíbulos incluyendo el que está situado a metros de su quinta personas, y que, estando a cargo de la Subestación policial de Huanguelén; nunca notificó la evasión de arresto domiciliario que cumplía Marilina Melga acusada de degollar a su bebe recién nacido, tirarlo por el inodoro y esconder el cuerpo en un bolso, lo que dejó al descubierto la participación de una enfermera del nosocomio local de aquella localidad, en la práctica de abortos. Fernández pretendía que la prensa no “escarbara” me confirmó en una comunicación telefónica desde la redacción del diario donde trabajaba  (más detalles en “Cartas desde la cárcel: capítulo 6”)

·         Que algunas profesionales del área de violencia familiar habían sido amenazadas para que no continuaran con la denuncias efectuadas por esposas, amantes y menores, relacionadas con funcionarios municipales (más detalles en “Cartas desde la cárcel: capítulo 7”)

·         Que Moccero se relacionaba con chicas menores de edad y le detallé cómo mandaba a su funcionarios de confianza y amigo personal, para que le propusiera a alguna que otra aspirante a reina local (muchas de las postulantes tenían 16 años), el “intercambio de favores” a cambio de la corona (más detalles en “Cartas desde la cárcel: capítulo 7”)

Todo esto es lo que le conté a la presidenta en la carta que mandé en noviembre de 2013. Cuando hablé públicamente de la relación de Moccero con el narcotráfico, el intendente sólo se limitó a decir que “no era persona, que tenía menos luces que un ladrillo y que me pudriera en la cárcel” pero nunca explicó nada en relación a la cuestión y lo mismo hará con cada uno de los temas que detallé. Como tiene miedo de perder ese poder que alcanzó a costa de lamer zapatos caros y lustrados, Moccero acostumbra a utilizar sus recursos para destruir las capacidades intelectuales de la gente o directamente arruinar sus vidas a fin de que “no molesten más”. Al jefe comunal suarense siempre lo salvaron quienes gobernaban arriba de él, ejemplo de eso es su vida antes de ser intendente donde mi padre lo contrataba para que le fumigara el campo; y antes de ser diputado provincial: en más de 20 años de carrera política jamás consiguió un puesto en la sexta sección electoral. Necesitó usar mi nombre y apellido, el de una mediocre periodista pueblerina para alcanzar el segundo lugar en la lista provincial del partido oficialista. El hombre que representa los intereses provinciales del “partido de los derechos humanos” llama a las personas “psicóticas” o directamente dice que “no tienen derecho a nada porque no son personas” simplemente por no comulgar con él. Son sus armas para defenderse de la verdad que golpea sus espaldas y amenaza con derrumbar esa fortaleza que construyó con un mazo de cartas pero cree que es de material. Como dijo un reconocido sindicalista suarense “Moccero nunca fue inteligente sino que es un inescrupuloso. Primero lo salvaba la inteligencia de su padre y cuando su padre falleció siempre encontró a alguien que le salvara las papas”.
Esta es la VERDAD, la que saco a la luz porque pido justicia. No esa que se practica a diario sino la pregona la Constitución Nacional. Justicia que saque la venda de los ojos de la gente, para que conozcan lo que esconden aquellos que administran su dinero, gobiernan sus ciudades, cuidan a sus familias en las calles y los informan a diario. Justicia para que el reclamo sea escuchado y no muera en el intento. Justicia para que exista cárcel para “todos y todas”. Justicia para que el derecho no perezca. Justicia para que la VERDAD no sea detenida por la injusticia. Justicia para que exista igualdad de oportunidades. Justicia para que se respeten los derechos y las garantías constitucionales. Justicia para que se gobierne por AMOR y no por dinero.

Al inicio del Allanamiento, los funcionarios de justicia YA condenaban delitos.

Moccero fue el primero en entrevistarse 5 hs con Molina

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